Hundido

En estos momentos me siento como si me hubiera encajado el traje de los domingos, sacado de su caja unos nuevos y bonitos zapatos de cemento para después ser arojado en solemne ceremonia a un profundo río.

Una vez en el fondo me veo levantando los brazos y moviéndolos alegremente como si quisiese saludar a alguien muy concreto pero desconocido a la vez.

Dando por terminado el saludo, me dispongo a cantar mis penas a ritmo de ska a un grupo de coloridas carpas koi que se han concentrado a mí alrededor al creer que las llamaba al agitar los brazos, por cierto son un público de lo más agradecido.

Decenas de pequeños cangrejos de río se han congregado en el perímetro de mis hermosos, nuevos de mis zapatos de cemento. En ese momento averigüe que a los cangrejos se río les gusta dar pellizcos con sus pinzas al cemento del fondo del agua, poco a poco mientras yo cantaba mis penas estos cangrejos deshacían mis bloque de cemento a pellizco a ritmo de ska submarino.

Al final después de un buen rato acabe liberado y pude volver a sacar la cabeza por encima del nivel de agua.